“Disculpa si no cumplo tus expectativas, pero mi prioridad es cumplir las mías…”
Debemos tener aspiraciones elevadas, expectativas moderadas y necesidades pequeñas.
En muchas ocasiones los padres proyectamos en nuestros hijos nuestras expectativas de vida, nuestras frustraciones, nuestros problemas sin resolver de la infancia o adolescencia, nuestros “si hubiera” y nuestras necesidades insatisfechas, esperando inconscientemente que ellos se conviertan en una extensión de nosotros mismos. ¿Qué expectativas tienen sobre sus hijos?